jueves, 28 de agosto de 2014

En el bosque mágico para restablecer la armonía

Recuerdos del encuentro de inventores e inventoras para el wët wët fxi'zenxi en el bosque mágico, el 24 y 25 de agosto.

"Este lugar parece un cuento infantil" dijo Manuel Méndez después al tomar la palabra en la fogata del domingo por la noche. Después habló de la sabiduría de la tierra, de los animales. Contó que una vez, desyerbando la coca, vio un gusano comiendo de sus hojas. "Otro hubiera destripado el gusano", dijo, "pero me puse a pensar que el gusano era un mayor. ¿Qué hace un mayor?, mascar coca para ayudar a armonizar el tul".




Así, uno a uno, fuimos tomando la palabra, en presencia del abuelo fuego, para aportar en la idea de cómo ocurre en nosotros la creatividad, cómo concebimos la creatividad. En síntesis dijimos que viene de la naturaleza y de los espíritus y que son un encargo que nos hacen en un momento preciso: "aquí le tengo este encargo" y por lo general es de por vida. En días pasados, en una de las tulpas o momentos de reflexión del Tejido de Educación, habíamos dicho que todas las actividades son arte y tienen carga espiritual.

El bosque mágico. Ya les hemos contado que es un lugar cerca de Quilichao en donde crecen árboles representado personas, o mejor, albergando su espíritu. Aquí nos reunimos un grupo de inventores e inventoras para el wët wët fxizenxi y cada paso, cada respirada, cada suspiro nos conectaba con el Misterio. Porque el lunes en la mañana lo recorrimos antes de desayunar y no hubo hambre. Conocimos uno a uno los árboles-persona y luego las guaduas curvadas. Y mucho más. Llegamos al desayuno satisfechos aunque con el estómago vacío. Doña Oliva Yatacué también recorrió y estaba sorprendida: "esto está buenisísimo", dijo, yo no pensé que había lugares tan bonitos".

Con la panza llena pasamos al siguiente punto. Se trataba de observar los videos de cada invento y que cada inventor o inventora fuera contando su historia. Esto para que cada uno pudiera apreciar el trabajo de los y las demás. Así hablaron Manuel Méndez, Guillermo Méndez, Oliva Yatacué, Delio Quitumbo, Leandro Ul, César Medina, José Armando Tróchez, César Cuarán, Diego Serna y Mario Güetoto. 

A la hora del almuerzo, Mario presentó su video de la licuadora de palo, el trapiche y el generador eléctrico. Luego dijo que había hecho otro modelo de licuadora que había tomado dos días y medio. De una maleta sacó el motor de madera y de otra el vaso plástico. "Hora vamos ser jugo" dijo, a medio español. César Medina había traído los tomates. Alistaron una mesa, el azúcar, una jarra. "Hay que grasar piñones" dijo Mario. Pidió grasa, sacó un alicate del maletín, retiró un par de pines del armazón y el motor quedó partido en dos. En total seis piñones componían el mecanismo, todos hechos a mano. Engrasó, ensambló y se abrió paso hacia la mesa. Tomates al baso y mano a la manivela. Con pocos giros de la manivela la cuchilla empezó a girar y así tuvimos jugo de tomate. Las semillas quedaron enteras. Todos probamos y quedamos contentos.




Al final conversamos de cosas relacionadas con los reconocimientos a inventos e inventores y de los eventos de visibilización y muestra.

Queda una gran enseñanza: estos inventos, trabajados en familia, son experiencias de educación propia, de economía propia, de tecnología propia, de comunicación propia. Son experiencias que más que ayudar en la transformación aportan en el restablecimiento. La tierra ha tenido un orden, una estética, un equilibrio que ha sido transformado por la ambición capitalista. Es hora de restablecer la armonía y, quién iba a creerlo, los seres humanos tenemos aquí un encargo muy importante como cuidanderos y cuidanderas de Mama Kiwe, Pacha Mama, Napwana, Gaia...

Al final del encuentro, cuando el cielo estaba a punto de regar la tierra después de varios meses de sequía, sembramos un árbol. ¿Qué nombre le damos? Wët wët fx'zenxi e'z. Nos despedimos con las primeras gotas cayendo en la tierra después de besos, abrazos, miradas y otros gestos de afecto. Cayó la lluvia y enseguida la noche.





Escultura en guadua, con su escultor, Diego Serna, hogareño del bosque mágico. Gracias por su acogida.


No hay comentarios:

Publicar un comentario